Café con pensamientos de domingo
Te deslizas, tan tostada y tan fuerte, entre retazos de sol que bañan tus hojas inertes, y me ardes por dentro. Hoy quiero verte, y fluir por tus venas de granito y suerte, llamarte a gritos y olvidar la muerte. Te enfrentas a mi con tu pasado de ébano infinito, tu imperturbabilidad de negro monolito, y fría, me pides la verdad. No sabes que aunque lo evito, no te la puedo ocultar ni obviar, ni cambiar ni postergar.
Y tú me la pides, tú, que flotas entre las mareas de la falacia y el ocultismo, aunque llena gracia. Tú me pides eso mismo. Lo que nunca podrás dar, para mi desgracia (y la tuya).
Por ti aguanta este muro de discrepancia, alimento de esta demencia, yesca de nuestra esencia, de dulce gresca y eléctrica presencia, de nuestros cafés de alturas, las eternas ponencias de Luna y las despedidas tímidas y abnegadas. Las más duras.
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