lunes, 1 de junio de 2020

Latidos en una alborada


Latidos en una alborada

Recuerdo tu voz ausente, 
de jocosidad fugaz y blanca, 
de sueños inefables y dementes. 
De amor que hoy se estanca. 
Que reposa entre las llamas emergentes, 
dependiente de una fortuna desafortunadamente manca. 
Recuéstame en tus malditos labios inclementes
donde huyes cada noche, afanada;
que juegan atrevidos con tu simiente
y me abocan al frío de madrugada. 
Dispara tus latidos al sol de frente
y asesina esta elegía maniatada, 
así que tu aroma más puro nos aliente
y te sientas en la penumbra tuya y arrojada. 
Hoy los carámbanos ya escritos y testigos que nos acechen
solo son tierra que sustenta, sin miedo, tu voz mentolada
y mientras los cielos nos mienten,
solo escuchamos la sangre del remordimiento entre pared y espada. 
Tú. Y yo. Y las paredes que mueren
caídas a voces, al unísono de esta alborada.


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