La música de la sirena
Fluye, desatada entre las cicatrices
de este testigo que pretende ordenar
mis sinsentidos y todos sus carices
y entender esta forma de amar.
Vuela, y abraza, impoluta, mis raíces
y saca de mi lo que solo tú sabes obrar.
Ayúdame a jugar con mis recuerdos
y a anudarlos en su cabello coral,
invencible y eterna, mantenme cuerdo
cuando ella desate su magia tonal
abrazada a mi voz en acuerdo;
ambos desafiantes ante un embrujo letal.
Aquí yaces, oscura y demente,
veraz, victoriosa e implacable,
ya carcelera de mi mente
con la seguridad cierta e intocable
de perdurar con tu arte indeleble,
sabedora de tu victoria
y tu poder innegable.
Una sirena ha retorcido mi mundo
con su canto onírico y confuso.
Encuentro refugio en ti y aún por un segundo,
me resguardo de un temor que todavía acuso.
Me azota irreconocible una nueva brisa.
Me desconcierta y anuncia una tormenta incierta
un huracán de sentimientos olvidados que no avisan
y arrasa mi día con su verdad al cielo abierta.
Solo queda esperar a sus palabras afinadas...
que den vida a una esperanza que estaba muerta.